Curvas interminables pero ya pasadas, una llegada acogedora e inusual, tierra prometida de mi padre desplazado en ella sin volver hace 35 años; hace frio interminable, en este lugar, extrañando un verano con observaciones prometedoras acompañado con montañas desnudas llorando en riachuelos, filosa como cuchilla de afeitar, los arboles las visten con la dulzura de sus flores, dueña de lo silvestre, es tan significante e intocable que me hace llorar pus de amargura, deseosa de sentirse mujer una vez mas o si quiera sentir el desgarro de un poder absoluto. limitada e ilimitada libre como las torcazas picando el suelo sabiendo que si y no, le puede saber mejor, Única como la túnica eso es Un ladrillo mas en la pared, pues ese el aposento de un obrero que es como el oro proveniente del espacio tan semejante valeroso tan intachable como tachado ambicioso por naturaleza que nos ha llevado a hacer grandes hazañas que se olvidan pero que persiste en un sorbo de espuma sintiendo que con uno solo se bebes el mundo y el humo que termina de dilatar las pupilas como rayos de un sol ardiente, rayos que genera aurora en el otro extremo del mundo, deseados como ninguno por bellas celestes que solo miran al cielo y un cumulo de estrellas lejanas siendo las estrellas mas lejanas las mas prestigiadas como Plutón que se ha ido tanto que no hace parte de nosotros ya, tan asolado y pequeño frio como el nitrógeno no quien lo alcanza y lente que lo determine acercándose sin prisa pero sin pausa, esperándolo a que se acerque y se caliente un poco para luego irse pálido.
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